San Carlos

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jueves, 20 de septiembre de 2012

Cultura Yaqui 5. El reconocimiento de su territorio ancestral



Revolucionarios Yaquis en TorimA la muerte de Cajeme, Juan Maldonado Waswechia "Tetabiate" (foto inferior) asumió el liderazgo militar de la tribu. En las postrimerías del siglo XIX, durante el porfiriato, se incrementaron los esfuerzos del gobierno mexicano encabezado por el dictador Diaz por exterminar a la tribu. A principios del siglo XX fueron narrados por el periodista norteamericano John Kenneth Turner los horrores que sufrió el pueblo yaqui al ser perseguidos y deportados a Yucatan. En su libro: México Bárbaro, el periodista describe las dramáticas condiciones de esclavitud que se vivían en México y como algunos yaquis tuvieron que huir hacia Arizona, donde actualmente vive una importante parte de la tribu. Aquellos yaquis que lograron salir de Yucatan, hicieron el viaje de vuelta a Sonora incluso a pie. A pesar de estos duros embates, no ha sido posible desarraigarlos de su territorio. 

La inestabilidad política que trajo la revolución mexicana que estalló en 1910, significó una buena oportunidad para que los yaquis recobraran el control de su territorio. El importante general guaymense Álvaro Obregón, que llegaría a convertirse en presidente de la república, obtuvo un gran apoyo del pueblo yaqui al prometerles la protección legal de sus tierras una vez concluida la revolución. La participación en las batallas revolucionarias por parte de la tribu fue intensa, no obstante, Obregón nunca les brindo la seguridad prometida, así que las tensiones continuaron incluso después de la revolución y del magnicidio del celebre presidente sonorense. Fue hasta el año de 1937 en que el gobierno de la república mexicana, encabezado por Lázaro Cárdenas, llegó a un acuerdo con la tribu para reconocer y ratificar la posesión de sus tierras ancestrales.  

Yaquis en Ciudad de México

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Cultura Yaqui 4. La lucha por el territorio


En los últimas años del período misional jesuita, ya había surgido un levantamiento de los yaquis en contra de los colonos blancos, que estaban decididos a apoderarse de sus fértiles tierras en 1741. Ignacio Muni, Calixto, Baltazar y Esteban fueron los dirigentes de la lucha contra los yoris, que finalmente tuvieron que reconocer la propiedad y forma de gobierno indígena. Casi tres décadas después, ya sin la autoridad de los jesuitas, incrementaron los intentos por despojarlos de su territorio. Debido al orgullo, apego y amor a su territorio, los yaquis nunca se han considerado conquistados, cuentan que por ello, no participaron en la guerra de independencia contra el gobierno colonial español a principios del siglo XIX. 
Defensa Yaqui


La guerra de independencia que culminó con la creación de la nación mexicana en 1821, no significó para los yaquis el cese de las pretensiones de despojarlos de su territorio, al contrario, fue a partir de 1825 que la tribu se ha visto enfrascada en una serie de luchas para hacer frente a los intentos de colonización. Entre las luchas más sobresalientes de la tribu está la de 1832, encabezada por Ignacio Juscamea conocido como Juan Banderas, quien incluso proclamó la independencia de la Confederación India de Sonora, junto con ópatas y mayos. 

Sierra del Bacatete por José Luis Moreno Vázquez del COLSON


En la segunda mitad del siglo XIX se dieron constantes embates por mermar la población yaqui hasta el punto en que casi se les lleva al exterminio, en aquel tiempo muchos de ellos tuvieron que refugiarse en la sierra del Bacatete (foto superior). Uno de los miembros de la tribu, José María Leyva (foto inferior), se convirtió en Alcalde Mayor del ejercito mexicano y el mismísimo gobernador Ignacio Pesqueira le encargó la misión de pacificar los territorios yaquis en 1874. Sin embargo, un año después de su incursión, se convirtió en dirigente de una rebelión en contra de los intentos colonizadores, yoris. El otrora miembro del ejercito mexicano se encargó de reorganizar las instituciones tradicionales, además de dotar a la tribu de disciplina militar. A partir de entonces se le conoció como "Cajeme" o "el que no bebe". Considerado un rebelde, hacia el año de 1886 fue apresado en Guaymas para posteriormente ser ejecutado. 

José María Leyva "Cajeme"


martes, 18 de septiembre de 2012

Cultura Yaqui 3. Origenes

Danza Yaqui


La tribu Yaqui es uno de los pueblos originarios de América que gracias a su fortaleza ha sabido mantener una cultura original hasta nuestros días. Durante la época prehispánica se distinguían de otros grupos de habla Cahita (como los mayos del sur de Sonora) debido la relación que guardan con el caudaloso río que lleva su nombre. Las tierras donde se asientan son de las más fértiles de todo México, por ello han sido codiciadas desde el primer contacto con los europeos a principios del siglo XVII, a estos nuevos grupos humanos los yaquis denominan yoris o "los que no respetan la ley". Por su parte los yaquis se denominan a si mismos yoreme u hombres verdaderos, y cuentan las crónicas que con arco y flecha en mano, pintaban una raya en la tierra cuando se acercaban las huestes españoles y les advertían "si pasan esta raya que hemos trazado serán hombres muertos". Esta férrea defensa del territorio ha sido una constante a lo largo de su historia. 

Mapa Yaqui, Sonora México
Mapa del territorio Yaqui. Fuente CDI


En el año de 1617 aceptaron la incursión de los misioneros jesuitas, quienes establecieron los 8 pueblos que hasta la fecha conforman la región Yaqui; Pithaya-Belem, Huirivis, Rahum, Torim, Potam, Bacum, Vicam y Cocorit (Loma de Guamichil). Debido a que fueron los yaquis quienes aceptaron y cobijaron a los misioneros, nunca se han considerado un pueblo conquistado. Los rituales que actualmente se practican en sus pueblos, provienen de este contacto pacifico entre dos tradiciones espirituales, en algunos de ellos los yoris son bienvenidos a presenciarlos, pero otros están reservados para los yoreme. La paz fue mantenida por los jesuitas durante un siglo y medio, hasta que fueron expulsados de los territorios de la corona española en 1767. 

Cruz Yaqui, Turismo Taruk

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Cultura Yaqui 2. El danzante del Venado


Hace mucho tiempo existía un hombre que había sido un gran danzante y a su vez había sido un gran cazador de venados. En aquellos tiempos remotos aún se utilizaban arcos, flechas y cuchillos de piedra, con estos utensilios cazaban los nativos pero este personaje no utilizaba ningún arma para poder cazar grandes ejemplares de venados, puesto que usaba un disfraz de venado grande conocido como bura. La piel de venado que usaba como un disfraz era bien diseñado, contaba con su cabeza original y sus cuernos, cuando salía a cazar se llevaba la piel de bura y se iba a los lugares en donde pastaban los venados y ahí esperaba a que bajaran a pastar. Cuando ya se habían reunido algunos venados en el lugar deseado, se ponía la piel del venado o bura, se lo amoldaba muy bien al cuerpo de manera que pareciera un venado macho y se acercaba al rebaño imitando los movimientos del venado, una vez ya entre ellos hacía como que pastaba. Los venados machos peleaban con el cornándolo, para que no se acercara a las venadas y el también fingía pelear con ellos como si fuera un venado de verdad. 

Un grupo de cazadores que lo habían visto en sus maniobras, se le acercaron y le pidieron que les enseñara su técnica de cazar venado. A lo cual accedió el cazador, invitándolos a reunirse con el otro día muy de madrugada en ese lugar, ya que en aquel lugar bajaban a menudo los venados a pastar y a tomar agua en un arrollo. El día citado muy de madrugada los cazadores se reunieron con el, en el lugar señalado, ya una vez reunidos, esperaron pacientemente a que bajaran los venados a pastar, no sin antes haberles explicado todos los procedimientos. Cuando ya se habían reunido algunos venados, el cazador se puso la piel del venado bura y les dijo a los cazadores que se fijaran muy bien en los movimientos y se fue hacia los venados. 

Se fue acercando poco a poco, haciendo como que estaba pastando, hasta reunirse con los venados. Los venados bura, lo corneaban y lo atropellaban para que no se acercara a las venadas, el hombre sufría golpes en todo el cuerpo por los topes que le daban los buras, pero este riesgo era parte de su cacería. El cazador buscaba el momento para matar al venado haciendo que lo siguiera hasta unos arbustos alejado de los otros venados, para no espantarlos. En el momento apropiado, se armaba de un garrote y de un solo golpe mataba al venado y les hacía señas a los otros cazadores que lo acompañaban, para que recogieran al venado. Mientras que el se reunía de nuevo con los otros venados. 
Danzante venado de soysonorense.com

Los jóvenes del pueblo, consideraban a este cazador uno de los mejores cazadores y se admiraban de la forma de cazar de este hombre. Pasaron los años y este cazador se hizo viejo y por cosa del destino pasó de cazador a moro (danzante). Por los años que le quedaban de vida, la pasó de fiesta en fiesta cargando la indumentaria y la cabeza de venado tras el danzante. 

Leyenda Yaqui

viernes, 7 de septiembre de 2012

Cultura Yaqui 1


  

Valle del Yaqui, turismo Taruk
La etnia Yaqui se asienta en los alrededores del Río Yaqui, al cual da nombre. Su historia la convierte en  un ícono de fuerza, resistencia y orgullo. Las tradiciones vivas del pueblo yaqui merecen ser conocidas por todos, ya que representan un símbolo de identidad para todo el norte de México.

Danza del Venado, Turismo Taruk
Una parte fundamental de las tradiciones y el sincretismo del pueblo yaqui son sus danzas y rituales, que a través de generaciones nos han heredado uno de los más interesantes ejemplos de danza folclórica. Entre las danzas más famosas se encuentran la del Venado, los Matachines y los Páscolas. Cada danza representa momentos importantes de la vida y las festividades entre los yaquis. Como actividad sugerida se propone la organización de una demostración dancística.

La tribu yaqui esta establecida en 8 pueblos: Rahum, Torim, Huiribis, Belén, Bacum, Vicam, Potam y Loma de Guamuchil. En estos, su forma de vida que se manifiesta en varios aspectos de su cultura, como la comida, creaciones artísticas y lenguaje son ejemplo de la resistencia cultural y fortaleza de uno de los pueblos originarios de nuestro país.